Los lentes del sociólogo
(Usarlos para una mirada externa del fenómeno de los influencers)
Andrés Hernández, sociólogo egresado de la Universidad Nacional de Villa María, investigador, y profesor del Colegio Gabriel Taborin; nos presenta una mirada distinta acerca de los influencers. Deslizá para seguir leyendo...
Ante la pregunta sobre qué es un influencer, Hernández decide retomar la cuestión a partir de la pregunta por el poder. Para el entrevistado, influir es la fibra más sensible de la definición de poder, además de la cuestión del reconocimiento y la legitimidad de quien ejerce el poder. "Es que influir hace referencia directa al mandato que está en el juego del ejercicio del poder", agrega. Luego esto conduce a la pregunta: ¿está cambiando el poder? ¿solo en sus formas? ¿también en sus contenidos?
Al preguntarse si un influencer tiene poder, el sociólogo considera que un influencer puede construir opinión y puede orientar hábitos de consumo, sin dudas, y ahí el capital vuelve a mostrar su misma cara, maquillada quizás, pero sigue siendo la misma.
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Para Hernández, el influencer sería un nuevo resorte de los más diversos consumos. Y la opinión se hunde también en la lógica del consumo. Se compran y se venden, series, productos de belleza, tecnologías y también opinión.
Para el sociólogo, crear contenidos y pretender convertirse en influencer uno mismo ya marca una lógica de la participación en las plataformas o redes sociales. Se empieza a jugar una especie de “ser como…” o “llegar a ser”. Ese vector marca una lógica de poder que pone uno de los tantos límites a la "pretendida democracia virtual", afirma Hernández.
El sociólogo aclara que por supuesto que están los haters, pero que evidentemente ellos ayudan a profundizar la lógica de los influencers. Considera que éstos son individuos a los que hay que aislar: “Comprate una vida”, se puede leer en cualquier foro como respuesta a alguien que aprovechó el anonimato para “criticar” a alguien o algún contenido. Una crítica que probablemente esté dirigida a cortar el sueño de ese alguien de convertirse en un influencer. "Ese odio nunca se organiza, solo buscar desorganizar", afirma Hernández.
